miércoles, 18 de junio de 2014

Concurso refran

A partir de hoy 18 de junio comienza un concurso de frases celebres o refranes que tengan que ver con el mundo de la costura, con el tinte, el tejer, el diseño, con  la elaboración de la prenda, en el mundo de las modistas, sastres, en la confección, etc. El concurso durará  un mes a partir de hoy. Así que finalizará el 18 de julio a las 24h local.


Bases

Las reglas son muy sencillas, debes escribir una frase celebre o refrán popular que tenga que ver con el mundo textil. 
Deberás publicar la frase en la ventana para comentarios (Añadir comentario) en esta entrada del blog. Donde exclusivamente publicaras la frase, esta puede ser en castellano o catalán, para ganar deberás obtener votos. Los votos se podrán introducir debajo de la frase favorita en la opción RESPONDER. Cada entrada de comentario contabiliza como una frase distinta. Solo suman votos, aquellos que directamente debajo del comentario (frase o refrán) estará en el apartado  RESPONDER de su comentario. Puedes participar cuantas veces desees, pero cada vez deberás hacerlo visible en un nuevo comentario. Para ganar deberás obtener la mayoría de votos en el apartado "Responder" debajo de tu frase y, siempre serán de votantes distintos, no contabilizan los votos repetidamente en la misma frase de mismos votantes, pero si se pueden votar a frases distintas. Se considerarán nulos aquellos que no cumplan con los requisitos aquí detallados.
Para hacerlo más interesante, "El taller blau" publicara  frases distinta a las que entren en concurso, pero nunca contabilizaran votos, estas frases o refranes no podrán ser copiados, para ello se tendrá en cuenta la hora de subida de la frase al blog por los  participantes, determinará en caso que dos frases similares  hubieran subido a la vez. Al final de la publicación encontraras la primera frase del "Taller Blau".
Pasar la información a cuantos más conocidos mejor, haced que entren en este blog dejando su voto para ti, este voto puede tener o no comentario de la frase, de forma que puedes usar las redes sociales para difundir tu participación. Puedes compartir el enlace en facebook o en otras redes, o sistemas de enlace. Pero solo cuentan los votos en este blog y en esta publicación.
Las frases no pueden repetirse, si ya hay una publicada con anterioridad ya sea en castellano o catalán se anulara automáticamente. Tampoco contabilizan las frases que por rima o deformación de la lengua, signifiquen lo mismo o tengan un mismo origen.
Por falta de participantes se podrá declarar premio desierto.
Los participantes asume la aceptación de estas bases.


PREMIOS
Habrá dos ganadores, el más votado será el primer ganador. El premio es una armilla de la colección SIRENAS
El segundo ganador osea el segundo más votado obtendrán un pañuelo red, también de la colección SIRENAS. Este esta disponible en diferentes colores.

En ambos casos "El taller Blau" se pondrá en contacto con ellos para hacerles llegar el premio. Dependiendo de  la distancia  del premiado, se pasará a obrar de una o otra manera, teniendo que pagar los portes si el premiado esta fuera de Cataluña. Los ganadores se hacen responsables y adquieren el compromiso de hacerse una foto con la prenda, así como otorgan el derecho a que está sea publicada en el blog.

Los premios están fotografiados, para no dar lugar a confusión.
                                                                    

    Armilla color arena y tierra con botón cerámica.
            Precio estimado unos 80€
      





     Pañuelo red  azul bicolor en degrade.

                 Precio estimado 15€
El mismo pañuelo en diferente color. 
Hay otros colores disponibles, 
el ganador del premio podrá escoger del stock.

domingo, 15 de junio de 2014

SIRENAS

     A veces la inspiración te llega durmiendo, otras simplemente imaginando, otras leyendo. Así nace la colección verano 2014. Colección que se presentará en agosto (Marruecos).


Ulises y las sirenas. de Herbert Draper (1909)

[...] Circe me tomó de la mano y me hizo sentar lejos de mis compañeros y, echándose a mi lado, me preguntó detalladamente. Yo le conté todo como correspondía y entonces me dijo la soberana Circe:
–Escucha ahora tú lo que voy a decirte y lo recordará después el dios mismo: Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil -que sujeten a éste las amarras-, para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas. [...]
Así dijo y, al pronto, llegó Eos, la de trono de oro.
Ella regresó a través de la isla, la divina entre las diosas, y yo partí hacia la nave y apremié a mis compañeros para que embarcaran y soltaran amarras. Así que embarcaron con presteza y se sentaron sobre los bancos y, sentados en fila, batían el canoso mar con los remos. Y Circe de lindas trenzas, la terrible diosa dotada de voz, envió por detrás de nuestra nave de azuloscura proa, muy cerca, un viento favorable, buen compañero, que hinchaba las velas. Después de disponer todos los aparejos, nos sentamos en la nave y la conducían el viento y el piloto. 
Entonces dije a mis compañeros con corazón acongojado:
–Amigos, es preciso que todos –y no sólo uno o dos conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de conocerlas, perezcamos o consigamos escapar evitando la muerte y el destino.
–Antes que nada me ordenó que evitáramos a las divinas Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo escuchara su voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas.
Así es como yo explicaba cada detalle a mis compañeros.
Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla de las dos Sirenas –pues la impulsaba próspero viento–. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios había calmado el oleaje.
Levantáronse mis compañeros para plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blanqueaban el agua con los pulimentados remos.
Entonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos. Enseguida se calentó la cera –pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del soberano Helios Hiperiónida– y la unté por orden en los oídos de todos mis compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto al mástil –sujetaron a éste las amarras– y, sentándose, batían el canoso mar con los remos.


Ulises y las sirenas de John William Waterhouse (1891).


Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha, no se les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:

–Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda.


Así decían lanzando su hermosa voz. Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
Cuando por fin las habían pasado de largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron de las amarras.